12 may 2009

Esquirlas de dolor




Los signos crean conocimiento, permiten el desarrollo, el progreso, el crecimiento de lo que se conoce. Los signos crecen, se expanden, nos permiten pensar.


Pero los signos también se degeneran, y no siempre tienen esa faceta tan beneficiosa para nuestras mentes.


En muchos casos, provocan algo mucho menos deseable: desperdigan sobre nosotros esquirlas de dolor, de intriga, de incertidumbre, de inconsistencia, de sinsabores.


Un signo, un símbolo, una señal; pueden producirnos la mayor de las angustias, de las ansiedades, además de quitarnos el conocimiento que creíamos tener.




Démosle revancha al signo, permitámosle ser todo eso que la teoría no le permite: aunque nos haga daño, nos provoque confusiones, nos lastime con sus esquirlas de dolor.


Esto va más allá de un concepto teórico, es algo traído al nivel más terrenal posible, al mundo de la experiencia, al mismo mundo de los temores y los miedos, al mismo mundo de los desafíos y al mismo mundo de las pasiones.


Nuestro mundo de cada día. El que lo sufre. El que se lastima. El que se angustia. El que desespera. El que convulsiona. El de los que se la juegan por lo que sienten y van de frente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario