Más de un mes hace que no escribo en este lugar. Lo extrañaba.
Las costumbres del país donde vivo, de la sociedad en que estoy inserto me dicen que no puedo estar con otra mujer si ya estoy casado con una.
Con la escritura pasa algo parecido, pero responde más a una cuestión de necesidades que de convenciones.
No podía escribir acá porque había otros sitios donde mis palabras debían fluir, y eso impedía a mi mente volar libremente por fuera de esas otras obligaciones adquiridas.
La inconveniente realidad de suponer que un examen parcial globalizador es una buena manera de evaluar conocimientos. No lo es al menos en la forma en que hoy se lo concibe: los hechos demuestran que no hace falta realizar una cursada de cuatro meses para estar en condiciones de dar cuenta de 5 capítulos de un libro. El día que quienes elaboran planes de estudio le den pelota a quienes ejercen la docencia, a quienes la reciben por medio de esa relación pedagógica, a quienes ponen en práctica el famoso sentido común (que es el menos común de los sentidos), se darán cuenta de que tomaron el camino equivocado. Pero mientras tanto, yo abandono algunas actividades para abocarme a rendir los parciales.
Me fue bien, estoy contento.